Aspectos generales del construccionismo social
Uno de los tantos movimientos que surgieron a partir de la crisis de la psicología social a mediados del siglo XX, es el Construccionismo Social, el cual, en palabras de Gergen (2005), se le puede definir como “un conjunto de conversaciones que se desarrollan en todas partes del mundo y participan, todas ellas, en un proceso que tiende a generalizar significados, comprensiones, conocimientos y valores colectivos” (p. 34).
En términos generales, este movimiento señala, por una parte, que ningún conocimiento (incluso la ciencia) puede liberarse de sus propiedades históricas, culturales, sociales y discursivas que lo producen (Gergen, 1996; Potter, 1998); el conocimiento es el resultado de una construcción colectiva, las relaciones fabrican nuestras versiones de lo que puede ser denominado como conocimiento (Burr, 1996); y por otra, que la objetividad, esa que tanto pregona la ciencia, no se establece por su proximidad a la verdad, sino por ser una consecuencia de las construcciones narrativas (Cabruja, et al., 2000).
Un concepto imprescindible dentro de este marco epistemológico es el lenguaje: al que se le define como el promotor indispensable para acceder y construir la realidad social. De hecho, las palabras no cumplen una función objetiva/pasiva, ni son una herramienta que nos permite describir al mundo tal y como es (Cabruja, et al., 2000), más bien, al contrario, éstas tienen una función activa, formativa y modeladora que les permite estructurar y modificar la realidad a la que se refieren. No se pueden separar las descripciones de la acción social; enunciar inevitablemente es realizar un acto. (Austin, 1983). No obstante, vale decir, que éstas en sí mismas no llevan significado, sólo lo generan en virtud del lugar que ocupan en el ámbito de la interacción humana (Gergen, 1996).
Cabe concluir que resulta imposible pensar en una entidad extralingüística dentro de este marco. Es decir, para el construccionista, no hay manera de salir de nuestras formas conversacionales de comunicación (Shotter, 2001): no existen entidades extralingüísticas cuya significación sea lingüísticamente clara con anterioridad a lo que se habla de ellas (Rorty, 1980). Tanto la verdad como el conocimiento (incluso el científico) no son entidades del más allá, ni están sujetas a una razón superior u objetividad pura, sino, más bien, se construyen lingüísticamente en las relaciones sociales.
Luis Jaime González Gil
Referencias
Austin, J. (1983). ¿Cómo hacer cosas con palabras? Barcelona: Paidós.
Burr, V. (1996). An introduction to social construccionism. London. Routledge.
Cabruja, T.; Íñiguez, L.; Vázquez, F. (2000) Cómo construimos el mundo: relativismo, espacios de relación y narratividad. Anàlisi, 25 (p. 61-81).
Gergen, K. (2005). Construir la Realidad. El futuro de la psicoterapia. Barcelona: Paidós.
Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones: aproximaciones al Construccionismo social. Paidós: Barcelona.
Potter, J. (1998). La representación de la realidad: Discurso, retórica y construcción social. Barcelona: Paidós.
Rorty, R. (1980): Philosophy and the Mirror of Nature, Oxford: Blackwel.
Shotter, J. (2001). Realidades conversacionales: la construcción de la vida a través del lenguaje. Buenos Aires: Amorrortu.