El sujeto construido por las teorías delictivas
A lo largo de la historia, la delincuencia siempre ha sido un fenómeno de que hablar. De hecho, si se hace una breve revisión histórica es evidente que el delincuente ha estado presente desde hace mucho tiempo. En el siglo XVIII, este ser aparece apresado y mutilado públicamente por órdenes del Rey; la ejecución pública del regicida Damiens es un ejemplo de ello (Foucault, 1975). Asimismo, en los siglos XIX y XX, el delincuente se encuentra en las instituciones penitenciarias, las cuales, tienen la función de castigarlo y disciplinarlo para reinsertarlo en la sociedad (ibíd.). Sin embargo, a pesar de estar presente en la sociedad; hoy en día, la delincuencia sigue siendo un fenómeno complejo ya que, en su acontecer, presenta diversos elementos, factores y circunstancias que pueden interpretarse desde varias perspectivas (sociales e individuales).
En este sentido, actualmente existen diversas teorías que se han interesado por entender los orígenes de la delincuencia. García-Borés, Pujol, Cagigós, Medina y Sánchez, en su obra Los no delincuentes: cómo los ciudadanos entienden la criminalidad, hacen un recuento de éstas, dividiéndolas en tres paradigmas:
• En primer lugar, se encuentra el paradigma Biologista, el cual, argumenta que este fenómeno es un producto de las características biológicas del sujeto, de modo que la persona se encuentra genéticamente predispuesta a delinquir (Gould, 2003).
• En cambio, por otro lado, las teorías derivadas de la Sociología Criminal se centran en el aspecto de la organización social. La delincuencia es el resultado de una anomía o desviación, la no aceptación de la estructura de la sociedad, la pertenencia a una subcultura criminal y la inadecuación de las metas culturales. Asimismo, desde las teorías del etiquetamiento y el interaccionismo simbólico, algunos autores se han enfocado no tanto en el sujeto que cometió el delito, sino en “¿quién es definido como desviado?, ¿qué efecto acarrea esta definición para el individuo?, ¿en qué condiciones este individuo puede llegar a ser objeto de una definición?, y ¿quién define a quién?” (Baratta, 1986, p. 87).
• Y por último, está el Psicológico, un paradigma que se ha encargado de definir al delincuente como un ser que posee una personalidad criminal (teorías de la personalidad), o como un sujeto que delinque porque quiere ser castigado, y quiere ser castigado porque espera de esta manera poder expiar deseos prohibidos y reprimidos (teorías psicoanalíticas).
No obstante, aunque existe una gran diferencia entre cada uno de ellos, es posible entrever una semejanza en relación a la manera en que se define el objeto de estudio. Es decir, los tres paradigmas (Biológico, Sociológico y Psicológico), al explicar las causas de la delincuencia, se centran en el individuo que comete la acción delictiva. En palabras de García-Borés, et al. (1995), en todos los casos “se construye un individuo particularmente afectado por unas u otras razones pero que, en definitiva, es el contenedor del conflicto y, a raíz de ello, pasa a convertirse en el punto de partida del problema de la delincuencia” (p. 28).
Entonces resulta que el sujeto construido por las teorías delictivas se encuentra dentro del “paradigma etiológico de la criminalidad” (García-Borés, 1993). Un paradigma que al circunscribir la delincuencia en el sujeto, ignora una cuestión fundamental en la comprensión de la problemática: los individuos no “son” delincuentes sino que “hacen delincuencia”. El delito no es una característica o propiedad del sujeto, es una situación o acción que se suscita en un momento dado. Es más, incluso, las teorías delictivas contradicen al sistema actual penitenciario que se justifica a partir del concepto reinserción social, ya que éste piensa al delito como un acto (efímero, circunstancial, temporal) que se puede evitar por medio del tratamiento, mientras que éstas lo definen como una propiedad del ser.
He aquí el problema de las teorías delictivas actuales…
Luis Jaime González Gil
Email: luisj.gonzalez.gil@gmail.com
Referencias
Baratta, A. (1986). Criminología crítica y crítica del derecho penal: Introducción a la sociología jurídica-penal. México: Siglo XIX.
Foucault, M. (1975). Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión. Siglo XXI: México.
García-Borés, J. M. (1993). La finalidad reeducadora de las penas privativas de libertad en Catalunya. Tesis Doctoral (Biblioteca de Psicología de la Universidad de Barcelona).
García-Borés, J., Pujol, J., Cagigós, M., Medina, J.C. y Sánchez, J. (1995). Los “no-delincuentes”. Cómo los ciudadanos entienden la criminalidad. Barcelona: Fundación la Caixa.
Gould, Stephen. J. (2003). La falsa medida del hombre. Crítica: Barcelona.