“Ha llegado la hora”, dicen algunos futuristas que hablan acerca de la democracia digital. Según ellos, parece ser que el problema de construir un gobierno democrático que incite al debate continuo y construya las decisiones gubernamentales desde la opinión del pueblo; se ha solventado. De hecho, las plataformas cibernéticas posibilitan la construcción de una política sostenida en la participación colectiva, y sobre todo, en una forma de gobierno que despoje de muchas de las decisiones estatales a los políticos o expertos, posibilitando así la colaboración y creación de ideas de las multitudes.
El gobierno digital, o democracia aumentada, es un concepto que describe la situación política y económica actual gracias a la llegada de Internet en su modalidad 2.0. De cierta forma, la creación de numerosos espacios online -denominados ahora medios sociales- posibilita que la información corra a una velocidad nunca antes vista, y por consiguiente, que pueda ser compartida a escalas impresionantes. Síndrome de la colectividad en su máximo esplendor. Chats, blogs, medios sociales, foros de discusión, entre otros, son las nuevas herramientas que incitan inherentemente a la negociación de ideas.
En este sentido, comienza a dibujarse la utopía cibernética. Ciertos autores imaginan que dentro de poco las decisiones gubernamentales ya no serán exclusivas de los expertos o personas que ejercen el poder. En un futuro ya se tendrá la facultad de construir una política fundamentada en la participación y colaboración de las masas, es cuestión que surja la voluntad de las instancias e instituciones gubernamentales para integrar e institucionalizar esta visión colectiva sustentada en diversas plataformas online. Quizás es tiempo de edificar un espacio virtual (tal como el ágora de los griegos) en donde todos los habitantes o ciudadanos tengan la oportunidad de participar en las decisiones de índole político desde su propia posición y visión de la realidad.
Ejemplos sobran. Dos de los más notables son los movimientos “indignaos” en España y “yosoy132” en México, ambos fueron formas de auto-organización colectiva a través del mundo online que llegaron a tener gran auge y trascender las pantallas. Asimismo, se puede ir a las oficinas de los gobiernos actuales para percatarse de que ya existe una preocupación real por el efecto de los medios sociales en las dinámicas actuales de protesta y revolución.
No obstante, se tiene que ser precavido con esta idea de la democracia aumentada. Es importante no ser generalista, olvidando o pasando por alto otros efectos que produce internet: 1) la tecnología como elemento que excluye a las sociedades que no tienen acceso a ella, 2) los medios sociales utilizados no para la participación colectiva sino para realizar robos, atracos, fraudes y secuestros, 3) la organización de las empresas monopólicas para utilizar la información que se brinda en la web a su conveniencia, o en el caso más extremo, 4) pérdida de la privacidad: vigilancia gubernamental de todo lo que acontece en el territorio mediante el examen de las publicaciones e interacciones voluntarias de los ciudadanos.
Hay que irse con cuidado. No se sabe a ciencia exacta que pueda generar la web 2.0, sin embargo, si se quiere construir un mundo colectivo, la utopía cibernética es la herramienta u horizonte que puede moldear las actividades colectivas del presente en función a un futuro idealizado al que se pretende llegar. Al final se trata de pensar ¿en qué utopía se quiere estar? ya que como dice Galeano, las utopías sirven sólo para una cosa: para caminar.
Antropomedia
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Referencias
Reig, D. (2012). Socionomía ¿Vas a perderte la revolución social? Barcelona: Deusto.