Escuchar: la clave en los esfuerzos online 

Comunidad, una palabra tan utilizada en el mundo académico y en las áreas de marketing online, pero tan mal aprovechada y entendida desde su dimensión humana, y por ende, social.

Comunidad, una palabra tan utilizada en el mundo académico y en las áreas de marketing online, pero tan mal aprovechada y entendida desde su dimensión humana, y por ende, social. De hecho, no es nada nuevo decir que uno de los fenómenos que la llegada de los medios o redes sociales están suscitando es la generación de las dichosas “comunidades virtuales”: cíber-grupos que se cohesionan a partir del intercambio de información, significados y bienes, lo cual genera un sentimiento de pertenencia e identidad colectiva. 

Sin embargo, dentro del sentido común se ha formado la idea de que el entendimiento de una comunidad es una tarea compleja, un ejercicio que sólo los expertos deben de realizar, un territorio que sólo los antropólogos, psicólogos y sociólogos dominan a la perfección. Hecho que a pesar de tener sentido, coherencia y grado de validez, no los tiene completamente, no es una verdad absoluta: en realidad hay algo que se puede hacer aunque no se tenga el conocimiento metodológico y teórico en el ámbito de las ciencias humanas. 

En este sentido, la clave para llegar a comprender, por lo menos de manera general, a las distintas comunidades y tribus que se conforman en la red, tiene que ver con una actividad que todo ser humano conoce, pero que no todos desarrollan o implementan cotidianamente. Se trata ni más ni menos que en “escuchar a las comunidades”, es decir, en implementar esa acción que todos saben hacer pero que de repente la han olvidado al dejarse llevar por la lógica individualista egocéntrica del siglo XXI que nos dice que lo más importante es demostrar y hablar de nuestras competencias, habilidades y características supremas que en aprender del otro, escuchándolo y comprendiéndolo. Así como lo ha comenzado a hacer Carl’s Jr. con su campaña Reclaim Your Angus: 

Ojo, esto no quiere decir que cualquiera pueda hacer lo mismo que un especialista en ciencias sociales, obviamente estas personas llevan años estudiando un saber que se ha cuestionado el comportamiento colectivo de la humanidad durante años o siglos. Pero es un buen comienzo para entender ligeramente las dinámicas sociales, los valores compartidos, las palabras que más se utilizan y las maneras de interactuar de las comunidades que se gestan en el mundo 2.0, sin tener una formación profesional ortodoxa. 

Un verbo hace la diferencia. Hay un saber colectivo que está siendo desaprovechado por las personas encargadas de subir contenidos a la web y quienes toman las decisiones en cuanto a los esfuerzos online por sobresalir. Bien se dice que a nadie le cae mal una persona que sabe escuchar, pero, si se le ve por otra parte, aquel que sabe escuchar es un depósito de saberes, es un ser que se está informando de los saberes cotidianos, cuasi-invisibles, que le cuentan todos los días sus seguidores o personas cercanas. No es de asombrase que los que están haciendo bien las cosas en el terreno online son los que saben escuchar, comprender y observar su alrededor mediante análisis estratégico previo del lugar, y no de supersticiones que se crean desde su interior, o que nacen del interior de su ser creativo e innovador.         

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