El mundo de Twitter: mucho humo y pocos expertos 

Una de las maravillas que tiene la plataforma cibernética (o red social) denominada Twitter, aparte de permitir que las personas se estén informando constantemente sobre los temas que les atraen y los sucesos catastróficos que ocurren en el día a día, o que se organicen de mejor manera por su naturaleza instantánea y concisa, es la facilidad en que uno, de la noche a la mañana, se puede convertir en “un experto”. 

Una de las maravillas que tiene la plataforma cibernética (o red social) denominada Twitter, aparte de permitir que las personas se estén informando constantemente sobre los temas que les atraen y los sucesos catastróficos que ocurren en el día a día, o que se organicen de mejor manera por su naturaleza instantánea y concisa, es la facilidad en que uno, de la noche a la mañana, se puede convertir en “un experto”. 

Chocolate por la noticia, en realidad este fenómeno no es nada nuevo, e incluso es muy fácil de localizar, simplemente hay que asomarse -de manera tenue- en los perfiles de los profesionistas que interactúan en este medio: allí hay una cantidad impresionante de tips, consejos y noticias actuales de gurús, expertos o mentores. En este sentido, ahora, para conocer sobre un tema, sólo hay que ir al perfil de un cíber-experto, leer sus tuits, ir a los enlaces que menciona, y si uno tiene tiempo, inscribirse en las conferencias, magistrados o cátedras que está persona, o sus compañeros de trabajo, imparten cada mes en su oficina o centro de conferencias. 

¿Qué nos dice este fenómeno? Algo muy parecido a lo que ocurre en la realidad offline. Los profesionistas están apoderándose de este medio con el fin de promocionarse. Para ellos, los tuits deben ser aforismos, laconismos, o verdades concisas que denoten su sabiduría. Todo enlace, cada cíber-expresión, cada uno de los 140 caracteres que se teclean, tienen que estar pensados estratégicamente sin margen de error. El cíber-espacio del Socia Media, específicamente en Twitter, no es más que un lugar para posicionarse como conocedor de un tema en particular (e incluso de todos en algunos casos); el objetivo es construir una figura sabia, conocedora, y sobre todo, que esté abierta al diálogo. 

Sin embargo, algo se esconde detrás del tonelaje de tuits. En muchas ocasiones, el perfil de los profesionistas actúa como una caja negra o un aparato tecnológico, en donde, uno puede ver el exterior del aparato ya armado, pensado y estructurado, pero no tiene ni idea del interior, lo cual, generalmente es muy distinto, e inclusive contrario. Es necesario resaltar que muchos de los tuits, re-tuits, y enlaces destacados no se leen en su plenitud, o en el peor de los casos, ni se leen; de modo que la dinámica de publicar consiste en armar un collage discursivo de experto, si ni siquiera conocer el contenido que se comparte a los demás. Paradoja subrepticia: el exterior (el sujeto experto tuitero) no tiene nada que ver con el interior (la persona común que desconoce del tema). 

Siglo XXI: sinónimo de sabios mágicos, cuasi-expertos, y principalmente, de la generación del conocimiento, que, a pesar de aparentar una materialidad sólida, tiene la forma del humo, el cual, si llega a desaparecer muestra lo que se encuentra en el interior del perfil: una persona común disfrazada de experto. Habrá que tener cuidado, el terreno de Twitter es un lugar de la experticia falaz, del ruido lingüístico con tintes de inteligencia; detrás de todo ese ensamblaje argumentativo construido cuidadosamente en forma de aforismo, existe un mundo de amateurs que se consolidan como especialistas gracias a la cortina del lenguaje cibernético. 

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