Pensar… volcarnos sobre nosotros mismos, los demás, y lo que no es ni los demás, y ni siquiera, nuestro ser (objetos, interacciones, vínculos, consumo, producción, prácticas). Esa es la tarea incesante de los teóricos, y los científicos sociales, de académicos acérrimos, poetas, y por qué no, también de profesionistas y emprendedores especializados en Internet.
Pensar… acción que es necesaria en todos los ámbitos. Sin una mirada abstracta, minuciosa, lenta, sin un propósito establecido a largo plazo no atormentado por el sentido práctico-utilitarista-inmediato, las acciones que tomamos, las aseveraciones que argüimos, las frases que elegimos, y las realidades (o soluciones) que construimos tendrán la misma forma que su cuasipensamiento: rápidas, efímeras, es decir, que desaparecen abruptamente, sin un rastro, evidencia y efecto que perdure en el tiempo. Simplemente se escabullen, así como los ninjas: rápidos y silenciosos.
La red, como epistemología, es eso: un pensamiento pesado que lleva consigo varios años, autores, perspectivas, nombres, fechas, libros, congresos, ergo tiempo, y sobre todo, una idea o “realidad” que se encuentra muy palpable actualmente en la Web (“Red” le dicen algunos) por su forma en que opera. Digamos que es una cavilación formada a partir de un número décadas (incluso siglos) considerable, y que aún está por explorarse con mayor profundidad para comprender el consumo, la producción, la organización del mundo, los modos de producción, la forma en que se mezclan y originan los sistemas de pensamientos, la viralidad, etcétera.
Un ejemplo lo menciona Castells, una y otra vez en sus largos tres tomos, cuando explica detalladamente, con un número importante de estadísticas, que los modos de producción y de organización capitalistas-informacionales están dejando atrás la época industrial, al materializarse (y pensarse) en forma de red gracias a las TIC. El resultado es un conjunto de relaciones desordenadas de producción, distribución y consumo que toman su forma mediante las acciones del Estado, que hace lo posible por adaptarse a las exigencias del mercado inestable global. Estructura estructurada y estructurante.
Así, la red no sólo es la nueva metáfora para explicar una realidad globalizada por las tecnologías de la información, también es una forma teórica que se está apoderando del pensamiento actual, dándole una forma peculiar-reticular: terapias sistémicas que comprenden los problemas como una red de actores, la teoría actor-red (Rizoma-actante) de Bruno Latour que explica las sociedades socio-técnicas, entre otras opciones a la mano en la biblioteca. La metáfora red es el nuevo símbolo para advertir los fenómenos, de forma científicamente (o mejor dicho, desde el pensar lento). En palabras de Kelly, en el libro de Castells:
El átomo es el pasado. El símbolo de la ciencia para el siglo próximo es la red dinámica. Mientras que el átomo representa la simplicidad limpia, la red canaliza el poder desordenado de la complejidad (Kelly, en Castells 1999).
Interconexiones, entramados, redes, urdimbres, éstas son las nuevas palabras para describir los fenómenos actuales. Las personas están conectadas, vinculadas, insertadas en un entramado socio-técnico (conjunto de relaciones humanas mediatizadas por la tecnología), revueltas en miles de aristas enredadas que cambian con el paso del tiempo. Red, net… pensar.
Si pretendemos deducir los fenómenos actuales en Internet (o en palabras de marketeros: ¿cómo ser más relevante para los perfiles en los medios o redes sociales)?, dejemos a un lado las teorías individualistas, las que piensan la realidad fragmentada en átomos, particularidades, y emigremos a la epistemología red, la cual, nos permite comprender la vida online y los fenómenos virales que producimos día con día, ya sea por un esfuerzo casual o una estrategia de comunicación de una marca. La red tiene mucho que enseñarnos, sólo hay que tratar de vislumbrarla desde su forma colectiva cambiante, entrecruzada, y nunca individual.
Antropomedia
Email: exploramos@antropomedia.com
Referencias
- Castells, M. (1999). La Era de la Información. Vol. I: La Sociedad Red. México, Distrito Federal: Siglo XXI.