Una exposición del fenómeno de la cuantificación del yo en medios sociales.
Para empezar, enunciemos un argumento posmoderno: el yo es un producto/proceso de las interacciones, una entidad relacional pues, no esencial ni individual. Sin embargo, es común que pensemos este argumento sólo desde el reino humano, esto es, que asumamos que la identidad se construye únicamente cuando dos personas parlan o se corresponden entre sí, olvidando la dimensión material que participa en el proceso (los objetos, los árboles, y en el caso que expondremos aquí, de la tecnología).
Conformación de una visión semiótica-material: de sólo tomar en cuenta el mundo lingüístico-humano, a integrar la otra parte material en el momento que se introduce al dominio de las personas.
Ahora bien, la tecnología actual, específicamente Internet y Social Media, ha modificado la forma en la que nos desenvolvemos con los que nos circundan. La aparición del Social Media y todas sus derivaciones, generan redes sociales humanas que pueden prescindir de la comunicación cara a cara, de suerte que ya no tenemos que estar ni en el mismo lugar, ni tampoco debemos coincidir temporalmente, el tiempo de respuesta puede estar diferido; cuestiones que generan nuevas formas de pensarnos y conformarnos, tal como lo que algunos expertos denominan el “Quantified Self”.
El Quantified Self (QS) es un fenómeno identitarios que se ha producido por el surgimiento de los medios sociales (Facebook, Twitter), las App’s en móviles y los gadgets que utilizan la tecnología GPS y el reconocimiento del cuerpo humano para producir información sobre la vida cotidiana; como por ejemplo, la cantidad de kilómetros que se pedalean en bicicleta al día, las calorías que se quemaron al hacer ejercicio, la productividad en el trabajo, la calidad del sueño, la calidad de vida y ahorro económico por dejar de fumar tabaco, etcétera. Finalmente, se trata de recolectar información sobre nuestro ser (self) para medirlo, y por ende, traducirlo en algo tangible.
Por tanto, volviendo al argumento posmoderno del primer párrafo, nuestra identidad está cambiando o mutando a otras formas. Nos hemos convertido en seres, al estilo cíborg, que portamos aparatos que nos miden, nos retratan desde números, y sobre todo, que compartimos hacia los demás para manifestar con bases empíricas y tangibles las acciones que nos definen. De tal manera, ya uno no sólo es corredor por salir por las mañanas a trotar y hacer ejercicio, sino que pareciera que debe tener un respaldo estadístico que comparta en sus medios sociales y, por consiguiente, que funcione como una ventana en la que cualquiera de sus contactos se puede asomar para verificar su ser/proceso.
En suma, nuestra manera de presentarnos a la sociedad ha cambiado radicalmente. Como científicos sociales, es necesario incorporar estas nuevas formas de relación y constitución del yo, para entender las dinámicas sociales actuales que trascienden la interacción cara a cara, o inclusive que superan el mundo físico (mundo online) desde aplicaciones y gadgets que nos traducen a una identidad coherente respaldada por una producción-maquillaje de números, mapas y trazos de trayectos geo-localizados.