La ciencia y Social Media pensados desde la cartografía de Borges y el simulacro de Baudrillard.
El médium ya no ejerce, como una fuerza o una mirada, violencia objetiva, es una virulencia, una modalidad microscópica y molecular (Baudrillard, 1978).
En algún momento, allá por la década de los sesentas, Borges desarrolló un cuento titulado Del rigor en la ciencia, el cual, entrelíneas presenta el ideal que dirigía los esfuerzos humanos desde los laboratorios o el método científico-empírico: intentar que los experimentos e investigaciones representaran los hechos o la realidad de forma exacta, perfecta, sin mediador alguno. Construcción de un ojo científico: sin perspectiva, sin un posicionamiento, sin factores o variables que condicionen los resultados.
El cuento relata la historia de la obsesión de ciertos cartógrafos por construir un mapa que reflejara el Imperio con una precisión exacta. Producto de este deseo incesante, los representantes del arte de la cartografía terminaron creando un plano que tenía el tamaño exacto del Imperio, esto es, que cubría en su totalidad el territorio geográfico que representaba, funcionaba como un espejo/un-doble con las mismas proporciones métricas. Sin embargo, poco a poco, las generaciones que siguieron vieron lo inútil de este proyecto, y terminaron entregando el mapa a las inclemencias del Sol y los Inviernos, lo que generó que éste dejara de existir como tal, y que sus restos o ruinas estuvieran despedazados en los Desiertos del Oeste [1].
Si se extrapola el cuento al terreno de la epistemología positivista, se podría deducir que, entre líneas, Borges está haciendo una crítica a la pretensión de alcanzar un conocimiento objetivo que refleje totalmente, como un espejo sin fisuras, la realidad, junto con sus lógicas, dinámicas y porvenires. El imaginario realista apuesta por obtener un conocimiento acumulativo que, tarde o temprano, refleje, explique y prediga todo el acontecer humano, y a gran escala, el devenir colectivo de las sociedades. Finalmente, este proyecto se comenzó a quemar un poco en la década de los 60´s, resultado de la crisis epistemológica que tuvieron las ciencias sociales, y la llegada de los posmodernistas que cuestionaron el método científico, la objetividad, la neutralidad en la metodología, y la pretensión de la mirada sin perspectiva.
Ahora bien, este cuento también funciona para pensar el concepto de simulación que propone Baudrillard, sobre todo para entender la lógica de los canales de Social Media. Hoy por hoy, el mapa (la simulación/representación) no es el que termina quemado y esparcido en el desierto, sino que ahora es la ciudad (la realidad) la que está teniendo ese destino final. En otras palabras, ahora la simulación precede a la realidad, la cual, no es su espejo, sino una hiperrealidad fundada en modelos y simulacros que resaltan su propio sentido.
Aterrizando: los perfiles de Social Media funcionan como una plataforma hiperreal de los sujetos. Ahí cada quien simula/crea un ser desde sus propios deseos materializados por las herramientas tecnológicas y cibernéticas. Creación del súper-hombre-mujer online: las caras son sustituidas por las imágenes photoshop, las palabras por textos repensados resultantes de un copy-paste de sitios-web, los momentos se vuelven fotografías para exponerse ante los demás como si fueran escenarios para un público expectante. Todo para seguir alimentando la imagen perfecta, al grado que no sólo se le agregan contenidos que dibujan el contorno hiperreal del perfil, sino también se eliminan imágenes del perfil, comentarios que no son congruentes o contradicciones con la imagen actual que se está construyendo.
Resultado: La realidad está en un proceso de combustión. Parece que la hiperrealidad, mediada por lo cibernético, es más deseable, discutible, y revisada. Y no porque funcione como un espejo de la realidad, sino porque desde el simulacro crea por sí misma su propio sentido (¿sin-sentido?), su propia vida fundada desde el signo-imagen [2].
Antropomedia
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Notas
[1] Aquí el cuento de Borges: En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
[2] El argumento de Baudrillard no busca dividir la realidad en una objetiva y una simulada, toda realidad es una escenificación; no es que lo que pase fuera de Internet sea real, y lo que esté dentro un simulacro. Específicamente el concepto enfatiza la entrada de los mass media y la lógica Social media para construir sus propios simulacros, con su propio sentido, un simulacro mediático, al igual que las guerras en donde se simula una adversidad para fines políticos, y no humanitarios. Finalmente, sea desde los propios sentidos o desde Social media, siempre se crea la realidad desde imágenes que se construyen colectivamente.
Referencias
Baudrillard, J. (1978). Cultura y Simulacro, Barcelona: Kairós.
Borges, J. L. (1960). El hacedor. Buenos Aires: Emecé.