Un par de metáforas que permiten entender la forma en que opera la circulación de los mensajes en la Red, a modo de iniciación para entender fenómenos más complejo: viralidad y construcción de identidad.
Pensemos en los a prioris de Kant, es decir, en las ideas previas del conocimiento y del devenir humano: el espacio y el tiempo. Para usar las definiciones de Pablo Fernández, el primero es eso que se queda quieto, que no se mueve y que uno está seguro que siempre va a ocupar lo mismo (métricamente); especie de dimensión inmóvil que pierde esa cualidad sólo cuando le entra el tiempo: es lo que se mete a las cosas y las avejenta, eso que se escurre y que se vive de maneras distintas: un minuto de un partido de fútbol no es lo mismo que un minuto de un viaje.
Ahora traduzcamos estos a prioris en dos metáforas: el mármol (espacio) y el papiro (el tiempo), esto para pensar la forma en que se domina las sociedades desde la producción y control de la información.
Según Innis, la divulgación del conocimiento desde los medios de comunicación radica en el espacio y el tiempo: algunos medios como el mármol, son pesados y duraderos, cuestión que permite preservar la información durante largos períodos, y a la vez, trae consigo un control vertical de arriba-abajo que decide qué información se preserva (y cuál no). En cambio, otros, como el papiro, son ligeros y fácilmente transportables, se propagan fácil y rápidamente por un área geográficamente dispersa. Y a menudo son más baratos esos medios que permiten movilidad, lo que facilita que los utilicen más personas y que la comunicación se descentralice.
Por tanto, parece que estamos hablando de la lógica de la Televisión e Internet. La T.V. está fundada desde el modelo de la pegajosidad, las palabras que se emiten están pensadas desde un espacio institucional, de modo que lo que se enuncia, muestra y proyecta son reproducciones de un mármol (agenda setting). Se trata de cosificar los textos mediáticos y sus intereses subrepticios, o mejor dicho, de hacer las palabras tan pesadas e inmóviles como el espacio: sin lugar para la difuminación o envejecimiento.
En cambio, Internet está inserto desde el paradigma de lo propagable: lo que reina es la movilidad de los textos, ya lo importante no es tanto perdurar, sino la agilidad del mensaje; un ejemplo, Twitter: plataforma que permite el maremoto de mensajes, la finalidad de este medio es que los mensajes se muevan y se repliquen (se produzca el re-tuit en cantidades considerables).
Todo esto nos ayuda a entender cómo actualmente una cultura mediática más propagable ha fragmentado el paradigma de los medios radiotelevisivos y el modelo de pegajosidad. Sin embargo, pensar en dicotomías o polos separados no nos permite entender las mezclas, los disfraces, las lógicas híbridas que ocurren en Internet y en la apropiación de los espacios radiotelevisivos del movimiento de los mensajes.
Resulta, por poner un ejemplo, que dentro de la urdimbre cibernética los sitios web no están pensados para que se propaguen o se mueven a la velocidad del papiro/tiempo, sino son construcciones institucionales, pensadas, editadas, re-pensadas, duras como el mármol de Innis, mientras que sus medios sociales (Facebook, Twitter e Instagram) son sus papiros: se trata de movilizar el mensaje (ahí radica su importancia), no de inmortalizarlo en una piedra cibernética (sitio web).
Dos simples metáforas: la piedra y el papiro; tenemos dos herramientas conceptuales que permiten comprender la producción y la difusión de la comunicación (sea offline y online) en estos tiempos, es cuestión de estar atentos para entender la dureza o/y la levedad, o en dado caso, la hibridez del medio.
Antropomedia
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Referencias
Innis, H (1950). The Bias of Communication. Toronto: University of Toronto Press.