Una reflexión sobre la libertad e Internet como dispositivos de poder.
Internet no es un espacio libre creado desde la transparencia, construido con el objeto de la emancipación social, o exento de los intereses políticos y económicos de la época liberal. Cada cíber-espacio, cada interacción en chat, cada meme publicado, cada tuit desarrollado, like generado, además de estar impregnado de cargas ideológicas, se mueven bajo relaciones de dominación y vigilancia. El poder está en todos lados, ya lo había dicho Foucault, y para ejercerse se materializa desde tecnologías, mecanismos o dispositivos que, en el caso de la Red Online, se activan de forma subrepticia, sin que uno se dé cuenta de la sujeción, es decir, desde la misma voluntad “libre”.
Internet se mueve más desde una estructura biopolítica: es decir, una relación estratégica para gobernar lo vivo, para coordinar y dar una finalidad de potenciar e incrementar, para que los vivientes produzcan con más fuerza. No es una dominación desde la negación y la repetición de la palabra no, sino un poder positivo que utiliza la misma voluntad de las personas, que convence y “normaliza” a la población, que vigila más que reprimir.
Internet está inserto dentro de esta lógica. Por ejemplo, la plaza pública virtual denominada Facebook es un extraordinario dispositivo capaz de aprovechar la potencia de los usuarios. Subrepticiamente, mientras los perfiles se circunscriben dentro del marco de la pornografía narcisista y emocional (se entretienen, muestran sus sentimientos de manera catártica, promocionan sus proyectos), en realidad están trabajando para la expansión de un nuevo tipo de mercado: el “comercio relacional”.
Internet, bajo sus lógicas, produce que la gratuidad tenga un precio: proporcionar los datos personales, que serán elaborados, empaquetados y vendidos a empresas interesadas en potenciar sus estrategias de venta. La publicidad y la perfilación online se vuelve el objetivo principal de los sitios web, lo cual, no es una cuestión de libertad, sino es la libertad utilizada como un dispositivo de poder cognitivo capitalista.
Internet, además, posibilita que el Smartphone, parafraseando a Byung-Chung, se traduzca en un aparato de subjetivación, un confesionario móvil. Por tanto, el me gusta se traduce a un amén digital, de modo que cuando se hace clic en el botón de me gusta la persona se introduce a un entramado de dominación, datificación de la vida cotidiana y vigilancia. Total, Facebook es la iglesia, la sinagoga global de lo digital.
Internet, finalmente, no es un espacio de libre expresión, fundado en la transparencia radical y en nombre de la libre información: libertad automática garantizada por las máquinas, la libertad de unas relaciones sociales cada vez más automatizadas. Es un medio híper-vigilado, un dispositivo de poder que con los algoritmos registra toda acción en función a un objetivo: insertar a los cuerpos dentro de la lógica del mercado, siempre desde su voluntad y utilizando como eje central la datificación de la vida cotidiana.
Antropomedia
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Referencias
Byung-Chul, Han. (2014). Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona: Herder
Foucault, M. (2004) Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de France (1978-1979). FCE: Distrito Federal.
Ippolita. (2012). En el acuario de Facebook: el resistible ascenso del anarco-capitalismo. Madrid: Enclave de Libros.