Una reflexión sobre los conceptos tribu digital, Millenials y Centennials.
Millennials, Centennials, Nativos digitales… se ha construido todo un vocabulario para entender los cambios producidos por Internet, y sobre todo, las generaciones que conviven o se crean con el devenir cibernético.
En su obra Generations: The History of America’s Future (1991), William Strauss y Neil Howe enfatizan que su clasificación de generaciones está basada en periodos, agrupándose en intervalos de aproximadamente veinte años. Su trabajo desde un inicio se concibió buscando entender a la cultura estadounidense, es un texto para explicar a los Estados Unidos de América basándose en relatos nominativos de sus generaciones (de ahí, por ejemplo, los términos G.I. Generation, empleado para referirse a la generación estadounidense que luchó en la Segunda Guerra Mundial; o el término Baby Boomer que hace referencia a quienes nacieron entre 1943 y 1960 pero que eran muy jóvenes para recordar la guerra mundial aunque fueron parte de del auge militar de los Estados Unidos de América). Strauss-Howe también dieron nombre a la Generación Millennial (o Generación Y), refiriéndose a los estadounidenses nacidos entre 1982 y 2003. (1991, p.32).
El trabajo de Strauss-Howe marca una taxonomía que fue concebida para entender y clasificar la historia y cultura estadounidenses, de ahí que los hitos entre las generaciones que nombran se basen en eventos importantes de dicha cultura. Para el resto del mundo fuera de E.E.U.U., la cultura es un caleidoscopio de eventos, narrativas y discursos que no necesariamente coinciden con la visión de mundo de estos autores.
Con este antecedente, se tiene al Millennial: personas que llegan a la edad adulta en el cambio de milenio, y por tanto, viven la Web de forma natural: compran, hacen transacciones, y en términos offline, vive con sus padres por si situación económica actual. Y por otro lado, ahora también se presenta el sustituto, es decir, el Centennial: perfil más joven que el Millennial, el cual, prefiere SnapChat que Facebook, es menos egocentrista, busca más privacidad en sus acciones online, y sobre todo, piensa que consumir cosas nuevas está sobrevalorado; es un ente pragmático.
Desde este punto de vista, el entendimiento se vuelve una cuestión de encasillar a las personas en estas categoriales: a las agencias que necesiten entender al consumidor en el siglo XXI, sólo tienen que ir a estas definiciones para vislumbrar, de forma certera, qué hacer con su marca y cuáles son las características del perfil deseado. Radicalizando, sus conclusiones serían de este estilo: queremos Centennials, sencillo, como no utiliza Facebook, hay migrar a SnapChat o Vine, hacer muchos videos cortos, publicaciones con el código cultural de la marca, y con eso tendremos su atención.
Error común cuando se generaliza o se toma al pie de la letra estas definiciones, ya que Internet no es una cuestión tecnológica, ni homogénea, se está hablando de un fenómeno humano heterogéneo. De hecho, algo que caracteriza a las redes o ensamblajes tecno-humanos que se construyen, incluso desde lo digital, es su inherencia la pluralidad, lo diverso, lo afectivo, lo múltiple y la relación colectiva. En otras palabras, no se crea un solo mundo, sino varios mundos, lo cuales, hay algunos que van en contra de la lógica impuesta del concepto Centennial.
Si bien estas definiciones sirven como guías tenues para entender cómo a nivel global las generaciones cambian, se quedan cortas en el entendimiento humano; son constructos teóricos muy generales y abstractos que dejan fuera muchas formas identitarias. Además, lo que describen son generalizaciones de ciertos estudios hechos en algún lugar norteamericano o europeo, lo cual no toma en cuenta el contexto de otros lugares: en donde entienden cada medio social de forma distinta (Polymedia) y utilizan y significan Internet desde sus prácticas sociales, desde su misma experiencia (que a veces es ajena a la definición reduccionista Millenial).
Para entender la cultura humana que se inserta en la web, se debe partir de las ciencias sociales que desde sus conceptos y métodos han hecho grandes aportes. Por ejemplo, desde la antropología digital y la netnografía, el concepto de tribu ha permitido entender a los grupos humanos interconectados desde su propio lazo social, esto es, los significados que comparten y los rituales, prácticas y discursos que producen no sólo una identidad individual, sino también colectiva, y por tanto, distintos usos de Internet.
Como menciona Maffesoli, ahora es la era de la vuelta de la tribu, más Internet. La marca de época es la tribu, lo arcaico, más el desarrollo cibernético. Al grado que es la sinergia entre lo arcaico y el desarrollo tecnológico la gran marca de la posmodernidad y el lugar donde las tribus digitales y urbanas se expresan. Verbigracia: uno puede ver las tribus musicales del sur de Francia que se ponen en contacto con otras en Budapest o Bratislava, lo cual nos habla de una manera específica de utilizar Internet, desde la construcción de identidad musical en y por las redes. Aquí Facebook, SnapChat, se traducen a medios de identificación musical y de producción y distribución de creaciones musicales. Una tribu digital -y urbana (offline)- musical específica, más que un perfil Millennial, cuya génesis se gira alrededor de una sola cultura.