Una reflexión sobre la nueva lógica bélica de Internet.
Internet fue y es todavía una máquina de guerra. Mejor dicho: desde sus orígenes, lo cibernético se ha construido para entender al otro y dominarlo de diferentes maneras. Nación por y en la Segunda Guerra Mundial: sus orígenes tienen que ver con Norbert Wiener: un erudito ruso que desarrolló un dispositivo de predicción y control de los aviones enemigos para destruirlos. Ahora, la referencia está en Facebook, Google, You Tube: plataformas que bajo eslóganes de comunidad, sociabilidad y libertad permiten cosificar al otro, ya no para destruirlo, sino para dominarlo desde su misma libertad y preferencias de consumo.
Siguiendo a los Tiqqun, se puede afirmar que toda la historia de la cibernética (materializada en Internet) apunta a conjurar la imposibilidad de determinar en un mismo momento la posición y el comportamiento del cuerpo. Poder-ojo: su lógica opera más desde la vigilancia y el reconocimiento del otro que del control y la reacción violenta ante lo no deseado.
Por tanto, esta máquina bélica ha mutado en términos de eficiencia y economía. El objetivo de identificar al humano está intacto, lo que cambia es qué hacer con esa información precisa: ya no identifica para aniquilar, sino que permite conocer las preferencias del consumidor y condicionarlas a través de la publicidad. Ya no busca la condición bélica no diplomática sino que prefiere utilizar la libertad del otro para aprender de ella, e introducirla al sistema de consumo. Especie de poder inteligente argumentaría Byung Chul Han, el cual, es aquel que se muestra desde la libertad y lo positivo, al grado que en lugar de hacer de los hombres seres sumisos, los traduce en signos dependientes.
De ahí la importancia de la transparencia en este régimen de los signos: para que la lógica cibernética funcione es necesario traducir todo a comunicación pública o cifrada (que pueden ver los dominantes), hacer evidentes los movimientos, los gestos, las ideas, los discursos y los deseos de la población objetivo. En suma, hace falta que cada los seres se conviertan en un envoltorio sin carne (un signo codificado en forma de dato), esto es, el mejor conductor posible de comunicación social.
Pese a las apariencias, la dinámica bélica sigue en pie sólo que ahora está disfrazada de una máscara neoliberal. Como argumenta Tiqqun: la cibernética es el proyecto de la recreación del mundo mediante un bucle infinito: la representación que separa, la comunicación que vincula; la primera dando muerte, la segunda imitando la vida. Si se piensa esta cita para describir a los medios sociales, se podría afirma que éstos primero aniquilan a las personas en perfiles (signos de comunicación), para extraer información de sus movimientos, de las conexiones que muestran la vida y el deseo humano.
Antropomedia
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Referencias
Byung-Chul, Han. (2014). Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona: Herder
Tiqqun. (2001). La hipótesis cibernética. Buenos Aires: Hekht.