Una breve reflexión de las maneras en que lo político se activa en lo digital.
Facebook ha mutado sin que nos demos cuenta. Específicamente, si miramos del 2007 a la fecha, de ser una plataforma en donde sólo se ponían cuestiones relacionadas con el humor y la sociabilidad por sí misma, ahora se ha vuelto un noticiero, un foro de discusión, una plataforma para la recolecta de firmas, un canal ideológico o un panel de discusión política y construcción de una democracia colaborativa.
Según varios autores, dentro del pastiche de información, lo referente a la política se mezcla con datos personales, noticias de entretenimiento, eventos deportivos, citas digitales, entre otros. Pareciera, entonces, que la conversación más de carácter político comienza a tomar terreno, y que gracias a la dinámica reticular que abastece Internet, las conversaciones e interacciones se encaminan hacia una democracia colaborativa, en la cual, las personas se informan, organizan y debaten desde lo online. Un parteaguas: del narciso-digital al ciudadano-digital.
Sin embargo, argumentar que las plataformas se comportan desde lo uno o lo otro es olvidar el carácter rizomático y complejo de Internet. No es que de pronto los medios digitales se conviertan en plataformas políticas y que el entretenimiento se difumine poco a poco. No es una cuestión disyuntiva sino conjuntiva. Los medios sociales han producido que lo político se interrelacione con lo personal, el entretenimiento y lo deportivo. Es un tema que se funde y mezcla con lo cotidiano, no suple a lo demás.
Además este fenómeno genera que lo temas políticos adquieran ciertas propiedades que las plataformas sociodigitales han propiciado por su configuración informática y el uso humano de la tecnología: la lógica espectáculo: atención desde el like y su constitución desde el yo como sujeto productor trascendente.
En primer lugar, lo político para ganar terreno necesita luchar por un capital social (conexiones e interacciones), y para ello, recurre a tácticas publicitarias para adquirir la atención del otro. Esto quiere decir que cualquier tema de esta índole no sólo compite con los puntos de vista políticos contrarios, sino también con los Memes y gifs de mascotas, videos musicales, conciertos, publicidad de marcas comerciales, entre otros.
De hecho, como dice Winocur, la legitimación cotidiana de lo que se publica no se obtiene por su capacidad de impactar la agenda pública o de resonancia en los medios de comunicación tradicionales, sino por el número de contactos y visitantes que dejan comentarios o likes. Finalmente, tanto los políticos como los activistas y las personas interesadas tienden a imitar las formas orgánicas de propagabilidad-espectáculo, esto es, convertirse en un show-time que entretiene e informa al otro.
En segundo lugar, está la tendencia hacia la creación de la microcelebridad. Tal como lo arguye Winocur, el proceso digital facilita la emergencia de un sujeto participante que de manera creciente reclama ser reconocido como individuo que no sólo escucha, sino que opina, escribe, lee, publica, responde, postea y chatea.
Los contenidos digitales no se crean únicamente por un interés genuino hacia una problemática. Toda publicación está atravesada por un avatar editado/creado desde la coherencia, de suerte que lo que se enuncia también construye una identidad alimentada por la tendencia narcisista de este tipo de plataformas. En pocas palabras, lo que se escribe no es mera opinión, ya que cada palabra funciona como un color que dibuja el perfil-celebridad hecho a la medida del estadio que observa la discusión (seguidores y amigos en común).
Sí, las redes sociodigitales facilitan los procesos democráticos, magnifican el alcance y permiten la organización entre personas a pesar de la distancia. Empero, se deben entender las condiciones de posibilidad para determinar las formas en que lo político se manifiesta en lo digital. La mutación hacia la dinámica del entretenimiento y la trascendencia del yo-figura en medios sociales son dos vectores, dentro de muchos, que modulan la participación política en este tipo de plataformas.
Antropomedia
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Referencias
Winocur, R. & Sánchez, J.A. (coord.) (2015). Redes sociodigitales en México. DF: Consejo Nacional Para las Culturas y las Artes.
