El Travel Blogger es más que una expresión del ser en términos narcisistas. En realidad, su posibilidad de existencia es parte de un fenómeno identitario colectivo que tiene su origen en un entramado político, social y económico que promueve y facilita, bajo ciertas condiciones de clase social, el tránsito turístico de los sujetos alrededor del planeta y, al mismo tiempo, la exposición y registro a nivel global de la actividad humana mediante las redes sociales digitales.
En específico, se le puede definir al Travel Blogger como una persona que utiliza las redes sociales para formar un perfil digital que depende de narrarse constantemente viajando para monetizar su estilo de vida. De tal forma, su actividad cotidiana se orienta principalmente hacia la construcción de un diario personal en línea que retrata en primera persona los viajes que experimenta, todo con el fin de producir el deseo y consumo turístico de sus seguidores. En definitiva, se trata de constituirse como una figura pública que dirige sus publicaciones a una cantidad considerable de individuos mediante sus canales digitales.
A la luz de lo anterior, se podría pensar que la actividad digital de un Travel Blogger está mediada por intereses comerciales que se expresan de manera subrepticia, en el sentido de que no se aprecia en dónde se encuentra el mensaje publicitario y dónde comienza la exposición del estilo de vida nómada. Y desde la voz teórica de Han (2010), es posible agregar que esta expresión de la subjetividad es el resultado de una sociedad “cansada” y “transparente”, es decir, de una estructura política, económica y social que promueve bajo ciertos dispositivos de poder que todas las formas de la vida activa, tanto en la fabricación como en la acción, se reduzcan al nivel de trabajo y del rendimiento transparente.
De ser así, experimentarse como un Travel Blogger va más allá de un estilo de vida personal que renuncia a las labores de oficina, para dedicarse a la dicha de viajar con una remuneración salarial. En realidad, es una de las expresiones más palpables del sujeto al que se refiere Byung-Chul Han en sus múltiples obras, el cual, lo retrata como un proyecto personal que vive bajo el imperativo del “puedo”; y
no tanto del “debo hacer” o “tengo que hacer” (Foucault, 1975). Fenómeno identitario que refleja nuevas formas de sujeción activadas desde la seducción y un discurso de libertad que funciona como un mecanismo de poder.
El hecho de que exista esta figura que aprovecha las condiciones actuales para viajar y la dimensión digital para exponer y comercializar su estilo de vida, retrata nuevas modalidades de sujeción que ya no están orientadas a la producción de cuerpos dóciles (Foucault, 1975), sino, más bien, a la de un sujeto tardomoderno que al sentirse libre viajando y retratándose en paisajes globales, no es consciente de las dinámicas subrepticias que lo coaccionan desde el “exceso de positividad” (Han, 2010).
El sujeto que se retrata mediante el viaje internacional se encuentra inmerso en una sociedad en donde el exceso de trabajo y el rendimiento se agudiza y convierte en autoexplotación no consciente. El Travel Blogger no sólo tiene que viajar y admirar los paisajes, debe editar sus traslados, construir una rutina de vida que les permita viajar, exponer y generar acuerdos comerciales y experimentar el tránsito global desde lo que se imagina que tendrá más reacciones (likes). Se vuelve, como diría Han (2010), un sujeto multitasking: viajero, administrador, editor, fotógrafo, publicista y marketero de su propio “yo-en-transito”.
En suma, hacer varias cosas al mismo tiempo, y construirse como todólogos híperactivos en nombre del proyecto-persona-viajero es en sí un declive, un síntoma de agotamiento (Han, 2010). Desde esta lógica desenfrenada, el Travel Blogger no tiene la capacidad de disfrutar sus viajes como el turista que vacaciona después de largas jornadas de trabajo. Su libertad de movimiento está bajo el imperativo de capturar el espacio en función de los likes que genere su representación digital, su recorrido por el mundo depende de consolidar su figura y, finalmente, su estilo de vida depende de un proceso de burocratización de su libertad, lo cual es paradójico.