La música: Del fonógrafo A Spotify 

La música es un ente histórico en constante cambio; es parte de su existir estar transformándose, lo cual, no sólo habla del género o tipo (rock, pop, jazz, clásica...), sino también de su relación con la tecnología que posibilita su reproducción o escucha.

“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo” (Platón) 

I. La música: del fonógrafo a Spotify 

La música es un ente histórico en constante cambio; es parte de su existir estar transformándose, lo cual, no sólo habla del género o tipo (rock, pop, jazz, clásica…), sino también de su relación con la tecnología que posibilita su reproducción o escucha. Desde el fonógrafo, pasando por el gramófono, el tocadiscos, el minicomponente, Walkman, Discman, reproductor de Minidisk o el mp3, la música ha estado inserta en tecnologías distintas que permiten su reproducción y distribución en masa. 

Ahora bien, desde la ciencias sociales esta evolución es importante no tanto por su dimensión tecnológica, más bien el punto central está en la forma en que cada aparato tiene una repercusión tanto en las prácticas como en los significados colectivos que adquiere la música. No es lo mismo escuchar en un tocadiscos todo Mozart que tener en Spotify una lista de reproducción con una proliferación de artistas y canciones similares. Cada tecnología produce diferentes espacios (offline-online), diferentes significados y formas de vivir las composiciones musicales. 

2. Música y sociedad 

Bruno Nettl, ha definido la música como “la comunicación de sonidos humanos fuera del ámbito del lenguaje”, en términos antropológicos es una definición que encaja perfectamente para cualquier cultura. Generalmente en culturas occidentales cuando pensamos en la música nos viene a la mente una idea particular, o una serie de sonidos que de hecho reflejan nuestra cultura. 

El concepto de música es culturalmente variable así como el concepto o palabras que se utilizan para referirse a ella, no sería extraño incluso pensar en culturas que no tengan una palabra equivalente, como se entiende en occidente, lo cual no significa que tengan un lenguaje incompleto o que no haya música como tal, sino que de hecho cambia su función y significados. 

“La función social de la música es muy variable, cada sociedad puede tener diferentes rituales y contextos en los cuales la música juega un papel predominante: en los conciertos de rock que son eventos masivos que congregan a miles de personas; un simple músico callejero que congrega a unos cuantos; o los usuarios de música digital con sus audífonos que son consumidores en solitario” 

La música y el lenguaje son atributos universales a las sociedades humanas. Se pueden manifestar de forma vocal, físicamente o en la escritura, ambos son sistemas jerárquicos y combinatorios que dependen de ciertas reglas y pueden generar un número infinito de expresiones a partir de un número finito de elementos. 

De tal modo, de acuerdo con Steven Mithen, las emociones se encuentran íntimamente relacionadas con la psicología y cognición humana, y a la vez, la música se encuentra interrelacionada con estas funciones y emociones, incluso tal vez de forma más profunda que el mismo lenguaje hablado que caracteriza a los seres humanos. 

Pero ¿qué papel juega hoy en día la música y cómo se relaciona con su consumo? Jacques Attali menciona que hay cuatro grandes etapas las cuales remiten a una tecnología y a un nivel diferente de estructuración social. 

  • La primera es la del ritual sacrifical, la música se escucha en el lugar del sacrificio, pero también en todos los lugares de la vida cotidiana y del trabajo, es el de la difusión de todos los órdenes, de los mitos, de las relaciones económicas, sociales o religiosas en las sociedades simbólicas cierto comportamiento. 
  • La segunda es la de la representación. Es un espectáculo al que se asiste en lugares específicos: salas de concierto, campos cerrados del simulacro ritual. El valor de la música es ahí valor de uso como espectáculo, los intérpretes y actores, son productores de un tipo especial, remunerados por los espectadores. Esta etapa caracteriza toda la economía capitalista competitiva. 
  • La tercera etapa es la de la repetición, aparece a finales del siglo XIX, con las grabaciones. Concebida como modo de conservación de la representación. Cada espectador tienen una relación solitaria con un objeto material: el consumo de música se vuelve individual, la nueva etapa aparece en la música como anuncio de una nueva forma de organización del capitalismo, el de la producción en serie y repetitiva de todas las relaciones sociales. 
  • La cuarta etapa es la vivida en la composición. Disfrute del músico sin otra finalidad fuera de su propio placer, fundamentalmente exterior a toda comunicación, actos solitario, egoísta, no comercial. La composición propone un modelo social radical, en donde el cuerpo es asumido siendo no solamente capaz de producción, de consumación o incluso de relación con otros, sino también de disfrute autónomo. 

En la actualidad, la música digitalizada se ha convertido en el ejemplo y paradigma de cómo las tecnologías y el mundo cibernético influyen y motivan cambios en los hábitos, valores y formas de convivencia de las personas, al permitir su fácil conversión a los formatos digitales, así como su distribución, intercambio y portabilidad que permiten estas tecnologías. Las personas empezaron a integrar cada vez más el consumo de música a su vida, comportamiento impulsado por el “boom” de los implementos portátiles para reproducir música digitalizada, y sobre todo por el acceso gratuito a la música que Internet posibilitó, debido a los sitios web de intercambio de archivos persona a persona.  

III. De la música análoga a la música digital 

“Ahora la música la encuentro en cualquier lugar, ya no es necesario traer discos o un iPod, con tener un celular e Internet puedo escuchar lo que yo quiera” (Hombre, 25 años)  

“Yo sigo disfrutando la música pero también me encanta la parte conceptual y todo el trabajo que hay alrededor el disco, desde la misma letra hasta la fotografía y el empaque” (Hombre, 29 años) 

El paso del audio o música analógica a lo digital ha sido una de las evoluciones más significativas en el mundo del entretenimiento. Esta evolución ha revolucionado por completo la forma de hacer, escuchar, reproducir y disfrutar la música. Pasamos de los grandes -pero bien producidos- discos de acetato, para darle paso a los casetes y su maleabilidad, después al deslumbrante CD y más tarde los discos duros se convirtieron en discotecas. 

Hoy los medios sociales han potencializado y creado nuevas experiencias de consumo musical, de la misma manera se instauran  nuevas tribus virtuales las cuales generan nuevas experiencias y tendencias de consumo musical. Ahora compartir música se ha vuelto un acto cotidiano y con la ayuda de los medios sociales la creación, el descubrimiento y el consumo musical se ha convertido en una actividad habitual. 

Al final, la música en Internet se muestra de dos formas en que se puede aprovechar: el lado cibernético (instrucciones para hablar de Spotify y el iPhone) y el lado offline que tiene que ver más con la construcción de la identidad (muestra sus discos: tal como el coleccionista). Una cuenta que pretenda entrar al entorno online desde las temáticas musicales tiene que tomar esto en cuenta: no se trata de hablar sólo de lo digital, de convertirse en un noticiero e instructor de aplicaciones, sino también de tocar el tema simbólico e identitario: cómo la música permite a las personas identificarse y construir su identidad ante los otros. 

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