Hoy tenemos un ojo distinto, una mirada macro-cósmica que nos permite ver, vivir y entender la realidad desde las grandes alturas, como si la viéramos desde un punto inscrito en el cielo (junto a los dioses del Olimpo) para explicarla desde lo global, o desde un mapa mundial interconectado que nos permite tergiversar las distancias marco-espaciales en las que nos encontramos inherentemente.