El mundo real parece ya no divertirnos. Las canicas, la rayuela, el bebe leche, y hasta el fútbol -en algunos niños- han perdido su toque mágico de seducción, el cual, atraía millones de infantes a realizar ciertas actividades físicas todas las tardes después de hacer sus quehaceres personales: las tablas, las divisiones, los quebrados.